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sábado, 1 de diciembre de 2007

A vueltas con los modelos de ciudad

Hace unos días hablaba de que los hogares españoles gastan ya más en transporte que en alimentación y ahora leemos en El Mundo que el 13% de los municipios de España (el 20% de la superficie) concentran el 80% de la población, lo que confirma mi teoría de que este modelo de ciudad no es sostenible.

En el periodo 1987-2000 Madrid ha crecido casi un 50% y 16 municipios del Área Metropolitana de Madrid han duplicado su tamaño. Lo peor de la noticia, a mi entender, es que esta tendencia no solo no disminuye si no que no para de crecer, con lo que los que vivimos en las grandes ciudades (la mayor parte de los españoles, por lo que parece) acabaremos pareciéndonos más hormigas en hormigueros de cemento.

!qué futuro nos espera!

miércoles, 7 de noviembre de 2007

La cultura del vino

El otro día hablaba con mi amigo Jorge, que está haciendo un curso de cata de vinos, sobre el esnobismo que hay alrededor de la cultura del vino, similar a la que hay alrededor del arte.

Resulta gracioso ver cómo la gente trata de hacerse el interesante describiendo olores que no llega a detectar, repitiendo como un papagayo la ficha de cata que ha leído en alguna revista.

La mayoría de los profanos en la materia, entre los que me incluyo, no tenemos el vocabulario ni podemos distinguir la mayoría de los olores que nos dicen (en uno de los cursos de cata que he asistido, el tutor decía que en cierto vino distinguía aromas de enaguas de monja. No me preguntéis porqué, pero determinados matices de lavanda él los llamaba enaguas de monja, y la verdad es que nos reímos un montón. ¿Y qué decir cuando alguien califica un aroma como pis de gato y encima dice que el vino no es malo?)

En el tema del vino concurren, a mí entender, 2 factores:

1. por un lado no tenemos el vocabulario que se requiere para poder distinguir la miríada de aromas que describen un vino. Por eso tenemos que usar símiles que nos recuerdan a ese mismo aroma, y hablamos de aroma de grosella o frutos del bosque para describir un tinto, o de hinojo o pomelo para un blanco, y los clásicos aromas de regaliz, vainilla o café para describir los matices aportados por la madera al vino. (Eso no explica por qué aquel tutor asociaba los matices de lavanda a las enaguas de una monja, pero bueno. Lo extraño es que no fuera más preciso y no nos dijera la edad de la monja y la orden a la que pertenecía)

Lo complicado, en mi opinión, más que encontrar y distinguir esos matices (harto difícil si tenemos en cuenta que al vino no se le echa ni tiene ese regaliz o café que detectamos) es ponerle nombre, y para eso uno necesita una buena memoria olfativa, algo que se puede educar.

2. Y por otro lado hay otro factor no menos importante, el esnobismo que hay alrededor de la cultura del vino, lo que provoca que haya gente que para darse aires de importancia se memorice fichas de cata para repetir delante de su pequeña audiencia olores y matices que no siente.

He visto gente que al leer la etiqueta de un vino te cuenta que tiene matices de no se qué o no se cuantos porque es merlot o tempranillo, sin tener en cuenta que muchos de los matices te los da la tierra, no la variedad de uva, de ahí la diferencia entre un cabernet sauvignon somontano de otro de toro o del penedés.

Pero bueno, aun así, si os interesa la cultura del vino, os recomiendo hacer un curso de cata. Es muy interesante y te abre mucho la mente sobre la cultura del vino, quitándote prejuicios y enseñándote a valorar vinos de denominaciones de origen que no había oído nombrar, y a apreciar determinados vinos jóvenes sobre otros de crianza.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Arte

Hoy quiero hablaros de Bansky, un conocido graffitero inglés que, entre sus méritos, se encuentra el haber "colocado" varias obras suyas en museos de arte como el de Brooklyn, el Metropolitan de Arte, el de Arte Moderno y el Americano de Historia Natural, y el propio museo Británico, donde colocó la pieza que acompaña este post.

Son tres las cosas que me llaman en atención:

1. ¿Cómo ha conseguido meter estas obras de arte? (mera curiosidad, es que me gustan las películas de robos inverosímiles -no por afán de replicarlo, que conste- y me llama en atención que alguien se salte los sistemas de seguridad de un museo, no para llevarse una pieza, sino para colocar una propia, y es que deberá entrar en el museo con la misma, con un taladro, con una alcayata....¿cómo es que nadie se daba cuenta?

2. ¿Cómo es que nadie se ha dado cuenta? En la mayoría de los casos transcurrieron meses sin que nadie apercibiera la intrusión, y en muchos casos fue él quien comunicó que había colado una pieza falsa. !Pero vamos!, mirad la pieza de la foto: es un troglodita arrastrando un carro de supermercado en la sección de arqueología del museo Británico!!!!! Increíble. La verdad es que no me extraña, pues en la mayoría de los museos en los que he estado los vigilantes no parecen mostrar grado de sensibilidad alguna por las obras de arte que guardan. No sé, no es que espere que los guardas de seguridad o vigilantes sean licenciados en Historia del Arte, pero al menos que no te digan que te dirigas a la sección de escultura cuando preguntes donde están los canalettos.

3. Y la pregunta del millón. Pase que uno haya conseguido infiltrar una obra de arte propia en el museo, pase que ningún personal del museo se percate de ello, pues no tienen la preparación cultural para distinguir lo verdadero de lo falso (pero aún así tendrán que saber contar, digo yo, y darse cuenta que donde antes había un trozo de pared desnudo ahora hay otro cuadro!!, en fin, dejémoslo), pero lo que no entiendo es cómo no se ha dado cuenta antes nadie de los que hayan visitado el museo, que se les supone, al menos, un interés y formación cultural mínimos, si es que van a un museo por el placer mismo de pasearse entre sus salas y visitar sus obras. Ojo, no me maltinterpretéis, yo tampoco sabría distinguir un cuadro famoso de una copia barata, pero es que las obras de Bansky son exageradas!! Mirad la del Museo Británico y la del de Brooklyn!!

Y es que en el mundo del arte hay mucho esnobismo, mucho de traje nuevo del emperador, y aceptamos sin discusión lo que nos dicen culturalmente que es arte (en este caso, si está en un museo es porque merece estarlo, y quien somos nosotros, vulgares e ignorantes mortales, para discutirlo) Y me niego a ello!, y por eso insisto que por colocar un urinario usado en una pared del Tate Modern, eso no es arte, y no me importa gritarlo a los 4 vientos, aunque algún snob me llame ignorante.